UN CLÁSICO
DE LA LITERATURA FEMINISTA:
UNA
HABITACIÓN PROPIA, DE VIRGINIA
WOOLF
Por
Joaquín Espina Ramos
Quisiera
aprovechar la oportunidad que nos brinda este blog de coeducación
para recomendar al alumnado mayore de nuestro instituto la lectura
de este librito de Virginia Woolf, autora inglesa que vivió entre
1882 y 1941. Es un ensayo de unas 150 páginas que retoma una
conferencia que dio la autora a un grupo de mujeres en 1928 (muy
pocos años antes se había conseguido el sufragio o voto femenino en
el Reino Unido). Virginia Woolf es consciente de que, hasta la fecha
en la que ella escribe (y de esto hace solo noventa años), no había
apenas mujeres a lo largo de la historia que hubiesen destacado en el
campo de las artes o de la literatura. Y ella, como persona
inteligente, se pregunta por qué.
Todo
el libro, pues, se desencadena por la pregunta que se hace la autora:
“¿Qué necesita una mujer para poder escribir una novela?”. Su
repuesta es muy simple, pero a la vez muy aguda y lúcida: necesita
una habitación propia
y dinero. Una habitación en la que pueda correr el pestillo y
aislarse de lo que ocurre en el resto de la casa (del cuidado de los
niños, de preparar la comida y limpiar la casa, de atender al
marido…) y de un dinero propio que le dé autonomía y no tener que
estar dependiendo de los ingresos familiares de su esposo o de su
padre. Sin esto, dice ella, no es posible escribir. Como nosotros
conocemos hoy bien gracias a los estudios plasmados en la pirámide
de Maslow, solo cuando se tienen cubiertas determinadas necesidades
básicas, como son el alimento y la protección física, el ser
humano se puede dedicar a cubrir otras necesidades no menos
fundamentales, pero de otro orden, de un orden que podríamos llamar
intelectual o espiritual, como es el caso de las artes. En palabras
de Virginia Woolf: “La libertad intelectual depende de cosas
materiales. La poesía depende de la libertad intelectual. Y las
mujeres siempre han sido pobres, […] desde el principio de los
tiempos. Las mujeres han gozado de menos libertad intelectual que los
hijos de los esclavos atenienses. Las mujeres no han tenido, pues, la
menor oportunidad de escribir poesía”.
Woolf
replica así a la multitud de estudiosos de la época que aseguraba
que la mujer era inferior al hombre en cuanto a capacidad intelectual
e insiste ella en que lo que ocurre es que la mujer no ha tenido la
oportunidad de demostrar su talento en el campo de la literatura
puesto que ha estado secuestrada por otros intereses impuestos por
una sociedad que la recluía al ámbito doméstico. No pudo haber una
Shakespeare mujer simplemente porque no se le dio la oportunidad de
que existiera. Woolf fantasea con el hecho de que si Shakespeare
hubiera tenido una hermana con su mismo talento, nunca la hubiéramos
conocido, porque nunca habría tenido la oportunidad de escribir más
que notas domésticas; quizás ni siquiera hubiera podido aprender a
leer. Esto nos enfrenta a una realidad dramática, la del talento que
la humanidad ha ido desperdiciando a lo largo de los siglos por la
discriminación de la mujer.
Pero
Woolf, con gran lucidez, no pretende sin más la equiparación de la
mujer al hombre, porque eso volvería a ser injusto con la mujer. El
talento que hay que promover en la mujer es su propio talento
creativo, que es diferente al del hombre: “Este poder creador
difiere mucho del poder creador del hombre […]. Sería una lástima
terrible que las mujeres escribieran como los hombres, o vivieran
como los hombres, o se parecieran físicamente a los hombres, porque
dos sexos ya son pocos, dada la vastedad y variedad del mundo; ¿cómo
nos las arreglaríamos, pues, con uno solo? ¿No debería la
educación buscar y fortalecer más bien las diferencias que no los
puntos de semejanza?”. Todo un canto a la diversidad. Somos iguales
(en dignidad y derechos), pero somos también diferentes
(afortunadamente).
La
educación que recibimos en nuestro instituto debe contribuir a
fomentar y defender a la vez esa igualdad y esa diferencia. Y esa
defensa es tarea de todos y de todas. La lectura de esta pequeña
obrita de Virginia Woolf nos puede ayudar a ello.
VIRGINIA
WOOLF, UNA HABITACIÓN PROPIA,
AUSTRAL, 10,95 €